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A los 14 años, cuando recién empezaba a trabajar con su madre Cris Morena en “Jugate conmigo”, Romina Yan estaba muy flaca, tanto que por momentos su delgadez se hacía extrema. Un tiempo después apareció en cámara más compuesta y bastante más gorda para lo que era su flacura y la esbeltísima figura de su mamá, una de las rubias más atractivas del país.
Tan brusco fue el cambio que hubo varios comentarios crueles que se mofaban de ella llamándola todo el tiempo "la hija gorda de Cris Morena" y sugerían maliciosamente una competencia entre ellas.
“Tuve anorexia, me veía gorda y dejaba de comer, era un espanto”, contó ella misma hace un tiempo en una entrevista. Ahí mismo aseguró que le pidió ayuda a sus padres pero estaban muy ocupados trabajando y se tuvo que arreglar solita con toda la cuestión. “Estaba triste y era tal la presión que tenía por estar bien que no pude más y empecé un tratamiento psicológico para salir”, dijo en esa nota donde ella misma confesó su enfermedad.
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